En 1858 se consiguió tender a través del Atlántico un cable telegráfico para comunicar America y Europa, desgraciadamente sólo funcionó 3 semanas. Posteriormente, en 1866, se reemplazó y cambió para siempre el mundo de la comunicación.
En 1840, las comunicaciones telegráficas terrestres estaban muy desarrolladas tanto en Europa como en Estados Unidos. En 1842, Samuel Morse tuvo la idea de hacer un cable telegráfico transatlántico capaz de conectar el Viejo y el Nuevo Mundo. Después de un año de experimentos escribió una carta dirigida al secretario de Hacienda de EE. UU., Morse afirmaría que «es posible una comunicación telegráfica a través del Atlántico. Por sorprendente que parezca, llegará un día en que este proyecto se realice».
Esta ya idea ya había surgido dentro de Europa entre países, en los que las distancia era menor, el primer cable submarino conectó Francia e Inglaterra en 1850 a través del estrecho de Dover, en 1858 había más de 30 líneas sumergidas, la más larga la del mar Negro, de 574 kilómetros.
Viendo que era posible y que tenía numerosas ventajas frente al correo tradicional –(una carta entre EE. UU. y Europa tardaba en llegar unos diez días)–, el proyecto se retomó activamente. El reto, tender unos 4.000 kilómetros de cable a profundidades que alcanzaban los 4.000 metros.
Los promotores del proyecto fueron el ingeniero de telégrafos Frederick Newton Gisborne, Samuel Morse y el empresario Cyrus West Field, creador de la Atlantic Telegraph Company. El proyecto fue financiado mediante la venta de acciones de la compañía, además, el gobierno británico colaboró económicamente y, cedió los barcos necesarios.
El cable compuesto por siete alambres de cobre, recubierto con tres capas de gutapercha (un aislante natural) y blindado con una espiral de hilos de acero. El diámetro total era de 1,75 centímetros, lo que permitía una gran flexibilidad. Podía sumergirse verticalmente en el agua seis millas sin romperse.
DOS INTENTOS FALLIDOS
En la primavera de 1857, los dos barcos, el USS Niagara y el HMS Agamemnon, cargaron cada uno la mitad del cable, el Agamemnon debería desenrollar cable navegando hacia Irlanda, mientras el Niagara iría sumergiendo cable en dirección Terranova. El 11 de agosto de 1857, el cable se partió al elevarse el buque durante un fuerte oleaje, perdiendo unos 650 kilómetros.
A pesar de este fracaso inicial, la Atlantic Telegraph Company encargó la fabricación de más cable. El segundo intento fue el 26 de junio de 1858, en medio de una dura tormenta, donde el cable se partió en las profundidades del mar. Varios intento siguieron a éste, todos sin éxito.
Finalmente, el 29 de julio de 1858 realizaron el empalme en un mar en calma. La misión había sido un éxito. Sólo tenían conectar el cable transatlántico con la red terrestre.
PRIMEROS MENSAJES
El primer mensaje telegráfico a través del cable transoceánico se envió desde Irlanda el 16 de agosto de 1858, y decía: «Gloria a Dios en el cielo, paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad». Después, la reina Victoria de Inglaterra y el presidente de los Estados Unidos James Buchanan intercambiaron telegramas, estrechando el vínculo entre los dos países.
Hubo numerosas celebraciones por este invento, el cable fue considerado por algunos como «la octava maravilla del mundo». En algunas revistas podía leerse:»El cable telegráfico es un completo triunfo. Los mensajes circulan libremente y no hay duda de que en breve se podrá aumentar la velocidad de las transmisiones”.
UN ÉXITO EFÍMERO
Desgraciadamente, en un intento por aumentar la velocidad de las comunicaciones se comenzaron a aplicar voltajes excesivos, lo que, acabó por deteriorarlo rápidamente, hasta el punto de que quedó definitivamente inutilizado sólo tres semanas después de su inauguración.
No fue hasta 1866 cuando, tras varios intentos y diversas dificultades, el barco de vapor Great Eastern tendió un nuevo cable transatlántico. Esta vez el cable era más grueso, con mejor aislamiento y un mayor blindaje. Alcanzaba una velocidad de comunicación ochenta veces superior al cable de 1858, y consiguió conectar por primera vez ambos continentes de forma duradera y efectiva.
Hoy en día es muy fácil comunicarse desde todos los países del mundo, gracias a los progresos tecnológicos presentes y pasados que han hecho posible este suceso tan importante.
Fuentes:
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/cable-submarino-para-conectar-europa-y-america_15073