Lo que la generación Z llama “thrift shop” es una tienda de segunda mano de toda la vida, una forma alternativa de comprar ropa de manera sostenible y promoviendo una economía circular. En los últimos años se ha popularizado la compra en ellos no solo por la subida de precios en la industria textil, que se mantienen bajos en el sector de segunda mano, sino también por el aumento de la conciencia ecológica de las nuevas generaciones.
El incremento en la compra de productos de segunda mano por parte de los jóvenes de hoy en día ha hecho que prendas perdidas en modas pasadas vuelvan a ser el eje vertebrador de muchos conjuntos, convirtiendo así este tipo de tiendas en una fuente de joyas vintage y haciendo resurgir una nueva moda. Sin embargo, no han sido estas tiendas en físico las únicas promotoras de ello sino que también con el uso de las nuevas tecnologías han saltado al estrellato aplicaciones, llegando a ocupar los primeros puestos en descargas, que podrían denominarse “online thrift shops” como por ejemplo, Vinted.

Está claro que se ha localizado una nueva necesidad en el mercado actual solo capaz de ser satisfecha al completo mediante estos nuevos métodos pero todavía hay personas a las que no les termina de convencer la compra de segunda mano; no solo porque lo consideran antihigiénico, sino también porque piensan que todo lo que tienen estas tiendas es ropa en mal estado, fea o vieja. Además, desgraciadamente, aún hoy en día la compra de ropa de segunda mano la gente la vincula a una falta de poder adquisitivo que cohibe al comprador por la percepción ajena de su persona. Pero si eres una de esas personas y estas leyendo esto, siento decirte que tus argumentos son fácilmente desmontables ya que carecen de fundamento y están basados en aprensiones propias y la desinformación.
Las prendas donadas o compradas por los “thrift shops” generalmente pasan por una fase de acondicionamiento en la que son lavadas a fondo y planchadas, entrando en la tienda exclusivamente productos en perfecto estado. Por lo tanto, la pureza de las piezas al llegar a la percha en los “thrift shops” es mayor que en las tiendas normales ya que en estas el producto no pasa por un lavado desde su estancia en la fábrica, acumulando más suciedad durante el transporte y almacenamiento y llegando a la percha en peores condiciones, pese a no ser apreciables. En cuanto a la belleza de las piezas, como dice un famoso dicho español: para gustos colores. Al igual que en cualquier otra parte, encontrarás elementos que te encanten y otros que no, pero sin ningún problema a otra persona puede que le parezca horrible lo que a uno le encante y adore lo que uno no. Así que dejemos atrás generalizaciones.
Generalizaciones y estereotipos como puede ser la vinculación de la compra sostenible a la pobreza ya que nada tienen que ver. Cierto es que la ropa de los thrift shops es más barata generalmente pero el precio de las prendas se cataloga en función a su valor y hay algunas piezas que sobrepasan el precio que tenían en la tienda de primera mano de la que provenían porque debido al tiempo pasado se convierten en piezas de coleccionista. Comprar barato no es comprar de mala calidad, así que si el problema es el dinero, puedes ver bien que no se trata de algo cierto. Aunque si entramos en materia de que el problema sea otra cosa y se esté camuflando mediante el uso de excusas como esta, entonces ya se tendría más de qué hablar.
La preocupación por la sostenibilidad, la conciencia ecológica, la responsabilidad humana, social y económica y el resto de características que acompañan la compra de segunda mano no denotan pobreza sino todo lo contrario, una riqueza moral por la preocupación del medio ambiente y las personas. Y cuando me refiero a la preocupación por las personas ya no es tanto por las generaciones del futuro, sino más bien por las del presente, en las que miles de personas trabajan bajo condiciones deplorables para la obtención de sueldos indignos en favor de grandes multinacionales que aprovechan la criticidad de las condiciones gubernamentales y sociales de un país para establecer sus fábricas allí y tener unos menores costes en mano de obra. Resultando en una explotación lícita para continuar con su crecimiento y propio beneficio.
No dejes que tus prejuicios te lleven a no probar una manera de comprar alternativa, todos los hemos tenido en algún momento, pero una vez amplias tus horizontes y vences esas falsas percepciones encuentras un nuevo mercado que nos acerca cada día más a la sostenibilidad en todos los sentidos.
Fuentes: