La sonda Dart de la agencia espacial estadounidense NASA se estrelló contra un asteroide este lunes, destruyéndose a sí misma para desviar la trayectoria de un asteroide.
Todos hemos visto alguna película en la que los protagonistas se enfrentan a la amenaza de un asteroide impactando contra la tierra y exterminando la vida tal y como la conocemos, como por ejemplo Supernova (2009). Sin embargo, esto es una preocupación real para los ingenieros y astrónomos de la NASA. Es por esta razón que se llevó acabo la misión Dart, Double Asteroid Redirection Test (prueba de redirección de doble asteroide).
Aunque en este caso los asteroides no planteaban ninguna amenaza para la tierra, anualmente impactan alrededor de 12000 piedras espaciales, y aunque esas son muchas, la mayoría pierden gran parte su masa según entran en la atmósfera y no suponen ninguna amenaza para nosotros. Sin embargo, aunque la probabilidad sea baja, nuca será cero. Es decir, aunque no hay registros de impactos de asteroides gigantes contra la tierra, más vale prevenir que curar.
En este caso la colisión fue intencional y diseñada para probar si las rocas espaciales que pueden ser una amenaza para la Tierra podrían ser apartadas o desviadas de manera segura. La cámara de Dart ofreció una imagen por segundo, justo hasta el momento del impacto con el objetivo, un asteroide de 160 metros de ancho llamado Dimorphos.
Pasarán algunas semanas antes de que los científicos de la misión dirigida por la NASA sepan si su experimento funcionó correctamente. Determinarán el éxito estudiando los cambios en la órbita de Dimorphos alrededor de otro asteroide conocido como Didymos.

Según las imágenes llegadas desde una distancia de 11 millones de kilómetros, durante la prueba todo parecía ir exactamente según lo planeado. La sonda Dart, que se movía a una velocidad relativa de 22.000 km/h, primero tuvo que distinguir la roca más pequeña de la más grande. El software de navegación a bordo luego ajustó la trayectoria con disparos de propulsores para asegurar una colisión frontal. De esta forma se pondría alterar la trayectoria y velocidad de Dimorphos que si llegase a impactar con la tierra provocaría un cráter de aproximadamente un kilómetro de ancho y cien metros de profundidad.

En caso de que la prueba llegase a ser efectiva la órbita de la pequeña roca alrededor de Didymos debería verse alterada y demostrar la efectividad de la teoría planteada por la NASA.
De todas maneras se ha de tener en cuenta que aunque los estudios han identificado más del 95% de los monstruosos asteroides que podrían provocar una extinción global si chocaran con la Tierra, esto parece que no sucederá con ellos. Sus trayectorias han sido calculadas y no se acercan a nuestro planeta, por lo cual no hay preocupación alguna.