7 de Junio, 1972. Una banda de ladrones, con linternas y bolsas irrumpe en el edificio de la Convención Democrática Nacional, en Washington DC. Tras horas de instalar micrófonos, y destruir documentos, los ladrones obtienen lo que buscaban, documentos detallando información estratégica sobre la campaña de su oponente. Tras una extensa investigación se descubrió que este grupo de ladrones llevaron a cabo su incursión bajo las órdenes de Richard Nixon, en un intento desesperado de socavar la democracia y mantenerse en el poder. Este escándalo sacó a la luz los abusos de poder por parte de la administración Nixon, causando que este sea despojado de su cargo como presidente y se gane el odio y furia de la población. Adelantemos 49 años, 6 de Enero, 2021, tras intentar de revertir ilegalmente las elecciones de 2020 Trump incita a una multitud de fans a que irrumpan en el Capitolio, hogar del Senado y la Cámara de Representantes, el corazón de la democracia Estadounidense. Tras el intento de sublevación Trump es llevado a un juicio de destitución, donde su historial de abusos de poder saldría a la luz ¿Suena similar? La única diferencia es que en este caso Trump no sería destituido, y aún seguiría siendo alabado como un salvador por algunos. Tras el fin de su término, la población americana, y los líderes mundiales, exhalaron por primera vez en 4 años. Y ahi creyó que se iba a quedar el problema, un presidente, que acabó su termino en desgracia. Pero no fue así, y si no tenemos cuidado, puede que esto solo sea el Interludio.
Al acabar su término, Trump, como todo presidente que acaba su término con la menor aprobación en la historia, y siendo el 3er presidente en ser llevado a juicio, decidió mantener la cabeza baja. Este periodo permitió que a través de la Comisión del 6 de Enero, conformada por miembros de la cámara de Representantes se expusiera la implicación de Donald Trump en la insurrección de dicho día. Los hallazgos fueron sorprendentes. Tras meses de repetir la mentira de que la elección fue robada, cosa que fue desmentida por el Colegio Electoral y analistas independientes tanto republicanos como demócratas, Trump decidió llamar explícitamente a una protesta el 6 de enero, casualmente el día que el Senado debía certificar la elección. Su llamado, publicado en twitter, fue “Big protest in DC on January 6th. Be there, will be wild!” no solo esto, sino que previamente también dijo “We will never give up, we will never concede,”. En un discurso, antes de que se certifique la elección Trump llamó a que sus seguidores “peleen”. Lo que siguió es el punto más bajo de la democracia Americana. Durante la misma insurrección Trump, negó movilizar la guardia nacional, cosa que fue pedida repetidas veces por su vicepresidente Mike Pence, y que hubiera parado el intento de insurrección. La comisión también obtuvo acceso a todos los documentos creados por su oficina durante su presidencia, donde se detallan lo que esencialmente son intentos de golpe de estado que nunca tomaron lugar. Trump, tenía la intención de declarar el estado de emergencia para mantenerse como presidente, y a través de Pence iba a usar su posición para rechazar los votos de estados en los que según él “hubo fraude”, que coincidentemente eran los estados que se le voltearon en la elección. Otros hallazgos de su abuso de poder, que se encontraron fue su intento de soborno al gobierno Ucraniano para que espaza mentiras sobre Joe Biden, su bloqueo de la investigación Mueller, la cual estaba investigando sus propias actividades ilícitas, y atarves de Rudy Giuliani, como intento que se reemplazaran los electores de ciertos estados para cambiar los votos del colegio electoral. Todas estas actividades indican que su presidencia fue una corrupta, y autoritaria, la cual esparcía mentiras sobre la preservación de la democracia pero activamente buscaba destruirla.
Lamentablemente este periodo de tranquilidad, fue solo disfrutado por unos meses. Trump, desde mediados-finales de 2021 hasta ahora ha ido lentamente regresando al campo político, a través de rallies, atendidos por los más devotos de sus seguidores. En ellos sugiriendo una posible candidatura para el 2024. No es muy difícil imaginarse lo que significa esto, parcialmente ya que en los mismos mítines, Trump nos da su propia visión. En estos mismos mítines Trump dice que si decide presentarse a la elección de 2024, él tratara a los terroristas domésticos del 6 de Enero “justamente”, haciendo uso del perdón presidencial. Esta retórica, ve a Trump seguir su afirmación delusional de que en la elección de 2020 se cometió un fraude, y muestra cómo el exmandatario no hace ninguna distinción entre sus intereses personales e intereses nacionales.
Para este punto, en pleno 2022, con la nueva evidencia de la Comisión del 6 de Enero, y con la evidencia traída a la luz por demandas civiles contra sus empresas, es imposible, para aquellos en sus capacidades mentales, argumentar que Donald Trump fue un buen gobernante. Hacer esto sería no sólo ignorante, sino que un paso voluntario hacia una régimen autoritario. Porque eso es lo que fue, y lo que sería una presidencia de Trump. Un insulto a la democracia.
El Juvenil 