
Hace un año, el club extremeño localizado en Almendralejo tuvo que ser disuelto y desapareció, al no haber sido capaces de hacer frente a la deuda de 18 millones que causó una gestión nefasta.
Durante los últimos años, con el ascenso a segunda división, la plantilla aumentó, pero de una forma alborotada y sin ningún tipo de sentido. 70 jugadores han pasado por el vestuario y han rescindido sus contratos. Juntando esto con la lucha de egos que mucha gente veía en públicoentre los directivos Manuel Franganillo y Luis Oliver Sierra llevaron a este club a la tercera categoría, y a la liquidación.
Una cosa que se pregunta todo el mundo que estudia un poco el caso es dónde acabó tanto dinero derrochado, y tanto dineró que fue ingresado por fichajes, comisiones y subvenciones, nunca apareció, y nadie sabe dónde está.
En cuanto al tema futbolístico, el equipo se jugó todo tras su descenso con una plantilla de garantías, o eso decían, que no supo estar a la altura y no fueron capaces de lograr el ascenso. El club se la jugó a una carta y la baza no le salió, con contratos desorbitados por encima de las posibilidades del club, que le fueron desgastando. Tanto fue así que la mitad de la plantilla antes de la desaparición fue rescindiendo sus contratos poco a poco, incluyendo a Kike Márquez, el que era el capitan del Extremadura.

Da pena que un club con tanta historia vuelva a desaparecer por corrupción y mala gestión, tras muchos años de historia en el fútbol de Almendralejo, de Badajoz y de Extremadura en general. Esperemos que esto mismo no le ocurra a otros clubes que están en una situación parecida, como el Valencia o incluso el Málaga, con gestiones irregulares y problemas futbolísticos.